Es interesante entender la fisiología detrás de los calambres musculares. ¿Por qué ocurren? ¿Son siempre prevenibles?
Cuando el músculo se contrae en una posición ya acortada, se produce un desequilibrio entre los impulsos inhibitorios y excitatorios dirigidos a la motoneurona alfa. Al producirse una mayor excitabilidad a nivel espinal, aumenta la descarga de la motoneurona alfa hacia las fibras musculares, produciéndose un calambre muscular localizado.
El jugo de pepinillos se utiliza con asiduidad, ya sea de forma natural o aislando sus componentes en formatos comerciales. El agente presente en dicho jugo que desencadena la respuesta refleja es el ácido acético. Estimula los receptores de boca, garganta y estómago, enviando señales al sistema nervioso que podrían inhibir las neuronas motoras hiperactivas que causan los calambres.
No obstante, aunque esto sea una estrategia efectiva con posterioridad a la aparición del calambre, lo mejor es comprar todas las papeletas posibles para una correcta prevención. ¿Cómo hacemos esto? Hay tres factores clave:
- Mantener una buena hidratación, con un equilibrio hidroelectrolítico (Na, K, Mg, Ca) adecuado.
- Aportar una cantidad suficiente de carbohidratos tanto antes como después del ejercicio. Así, los depósitos de glucógeno serán adecuados y conseguiremos retrasar la aparición de la fatiga.
- Contar con una gestión de la carga de entrenamiento correcta, priorizando el gran olvidado: el descanso.